Muchas gracias a todos quienes asistieron al seminario "Catorce Preceptos Budistas para Alcanzar la Felicidad y la Paz Mental' el pasado 17 de abril. Fue un encuentro muy fructífero en todos los aspectos, sobre todo por tener un espacio en donde se pudo dar a conocer la Palabra de Buda y las líneas básicas que promueve el Budismo para alcanzar la paz, sean practicantes de cualquier religión.
Una idea básica en todo pensamiento budista es la interdependencia. Este concepto se puede aplicar a todos los dharmas o fenómenos existenciales: relaciones interpersonales, relaciones internacionales y, más aún, relaciones intrapersonales en donde los pensamientos, ideas e intenciones tienen una capacidad inmensa de construir nuestra realidad.
Por ello, es de gran importancia tener conciencia con la calidad y cantidad de pensamientos e ideas que uno desarrolla en nuestras mentes. Con calidad me refiero a la intención detrás de cada pensamiento, en términos generales si es compasivo o egoísta. Con ello no es decir cuál es mejor o peor en términos absolutos, sino hacer conciencia que de acuerdo a la calidad del pensamiento serán las nuevas ideas y por lo tanto acciones de uno mismo. Con cantidad me refiero al nivel de tranquilidad o hiperactividad mental, ya que, en términos budistas, una mente no entrenada es como 'un mono que no encuentra reposo'. El 'pensar mucho' no es signo de sabiduría sino de descontrol; no es una gran capacidad mental sino falta de enfoque. Nuevamente, no quiere decir que sea malo, sino que cuando se tiende a estar en ese estado de multiplicidad de pensamientos, la mente no puede relajarse y, por ende, tampoco podrá enfocarse en donde debe de hacerlo para resolver las situaciones que debería poner remedio. Por lo tanto, la meditación ayuda a que nuestra mente esté lo suficientemente alerta para identificar cuándo se está inmerso en una cascada de pensamientos que no ayudan a su tranquilidad sino que, por el contrario, la agitan inútilmente. Se requiere de una práctica continua de meditación para calmar la mente, saber identificar qué situaciones analizar y cómo hacerlo; cómo jerarquizar los pensamientos y ordenadamente resolverlos; incluso, saber cuándo 'dejar ir' la preocupación sobre algún suceso y mejor elegir la tranquilidad mental sabiendo que uno tiene un límite saludable para inteferir en el complejo acomodo de causas y condiciones, y por lo tanto saber cuándo actuar y cuándo no. De hecho, el 'no-hacer' es 'hacer algo'... la no-acción implica acción, así que a fin de cuentas se puede desarrollar la agilidad y sabiduría mental para actuar 'pasivamente', haciendo conciencia del flujo karmático y siempre con la intención compasiva hacia otros y uno mismo. Por ello, es de vital importancia tener en cuenta la interdependencia de pensamientos, ideas y acciones, así como de su influencia sobre el contexto y, por ende, sobre los demás.
De esta manera podremos vivir 'libres de la inquqitud en medio de los inquietos' y así transmitir la serenidad y el amor que una mente compasiva brinda para el individuo y la sociedad.
Wednesday, 19 May 2010
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